domingo, 29 de abril de 2012

No soy escritor


Me gustaría poder crear mundos maravillosos,
escapar de la realidad
de ese universo programante en el que vivo.


Me gustaría poder crear personajes entrañables,
de esos que los niños admiran mientras les dura la inocencia,
de esos que adornan las tapas de los cuadernos,
que están en las carteleras, en etiquetas y en las puertas de las neveras.
También quisiera ser el padre de sujetos eternamente enamorados,
de psicópatas, de nobles corruptos,
de princesas y odaliscas.
Pero no soy escritor.


Tengo una tendencia natural a abstraerme de la vida,
y ocuparme de reflexionar sobre cosas trascendentales: 
El amor, la verdad, lo que (no) soy, lo que eres y los sueños. 
Cosas trascendentales... para quién?
Esa es otra de las aguas en las que me gusta navegar, 
y perderme (o encontrarme) navegando.


Cuando me enfrento a una situación,
siempre veo la dicotomía que encierra.
Cuando leo una palabra,
Siento su sabor y percibo su color.
Los sonidos, los aromas... 
Todo se me presenta de una forma casi onírica,
aunque real en su esencia.


Las frases, las ideas, las analogías
y, claro, también las metáforas
me enamoran, me seducen y a veces,
solo en ocasiones muy contadas,
si las trato amablemente, ceden ante mis pedidos


Sin embargo, tenemos una relación rara.
Siempre estamos en contacto, pero cuando me tropiezo con ellas
Es como si nunca nos hubiéramos visto.
Será que se visten con una tela distinta cada vez?
Parece divertirles confundirme, jugar conmigo
Hacerme creer que me obedecen,
Cuando en verdad el subordinado a ellas soy yo.


Lo peor es cuando las escucho en otra voz, 
O las veo nacer de otras manos.
En esos momentos lucen tan bellas,
tan brillantes, tan ordenadas, tan eficaces...
Creo que lo hacen a propósito.
Quizás, es su manera de humillarme,
el obedecer a otros en mi presencia.


A veces siento que es eso,
Pero otras veces son tan benévolas conmigo
Que me cuesta, me cuesta mucho imaginármelas malvadas y confabulando para torturarme.
Porque siempre me acompañan,
Aunque sean creadas fuera de mi taller,
Y especialmente cuando son así, extranjeras,
Tienen un efecto potentísimo en mí.


Probablemente eso influye.
Cuando están en mi papel, saliendo de mi boca,
Tiendo a amarlas, pero en silencio.
No se los digo porque es un amor inseguro, 
es un affair que podría convertirse en algo serio,
Pero que todavía no sale del anonimato.


Y el querer ser expuestas es algo intrínseco de ellas,
No puedo encerrarlas, reducirlas a un secreto
Ellas tienen que ser dichas, escritas para hallar su raison d'être. 


Por eso cuando están con otro, 
lucen tan bellas para mí,
Para que yo vea de lo que me estoy perdiendo.
Porque a fin de cuentas, yo no les doy el lugar que merecen.
No abiertamente.
Porque yo... Yo no soy escritor.