miércoles, 3 de diciembre de 2014

Propuesta de Lectura: "Continuidad de los Parques"

Esta fue la propuesta de lectura que presenté en la actividad “Cien años de… Cortázar” en sus tres ediciones (Junio 2014 para la Sede Sartenejas, la Sede Litoral, y Octubre 2014 para los estudiantes participantes en el programa PROACTIVA 2014, ofrecido por el Decanato de Estudios Generales de la Universidad Simón Bolívar). Un fragmento de la presentación puede observarse en este enlace.

Continuidad de los parques” es un relato publicado por primera vez en la segunda edición del libro Final del juego de Julio Cortázar, en 1964, y que, como tantos otros textos del autor, tiene una dimensión lúdica cuyo objetivo es convertir al lector en un partícipe más de la obra. De esta forma, las figuras del narrador omnisciente y del lector recipiente se hacen obsoletas y en cambio se abre una oportunidad para la metaficción, o lo que es lo mismo: la ficción se ofrece como un espacio para reflexionar sobre sí misma.

Una lectura – más extensa que la lectura literal- del relato permite establecer la siguiente secuencia de hechos:
(1)   Se describe al lector como un lector pasivo que “consume” la novela sin involucrarse en “el drama que también debería ser el suyo”, para él la lectura representa una alienación de su realidad y no una inscripción en una realidad nueva. El lector representado en la historia es uno que “no quiere problemas sino soluciones, o falsos problemas ajenos que le permiten sufrir cómodamente sentado en su sillón”.
(2)   Se pasa entonces a la escena de los amantes donde hay desorden, ya el escenario no es un parque (jardín ordenado) sino que ahora es naturaleza, es un “mundo de hojas secas y senderos furtivos”. Los adjetivos cambian (la comodidad, la seguridad de estar en una casa da paso a la zozobra, el relato toma un carácter más violento y emocional). En este punto intermedio, tanto el lector del relato como el lector representado dentro del mismo, pueden identificarse y sentir cierta empatía respecto a la historia amorosa, sin llegar a involucrarse de lleno en el texto.
(3)   Por último, tiene lugar la confrontación entre el lector-pasivo (cómodo, consumista, representado en la historia) y lector partícipe (amante apasionado, violento). El encuentro entre ambos planos y la insinuación de dos planos más (lector-real y autor por encima), la posibilidad de que todos pueden ser leídos, y se produce la identificación del lector-real con el lector-cuento.

El relato se interrumpe sin un final conclusivo. Al producirse la fusión de ambos planos, no hay quien lea la novela, pues el lector está a punto de ser apuñalado. Y si no hay quien la lea, no hay novela. Sin embargo, el lector-real sobreentiende lo que pasó. He aquí el logro de Cortázar con esta obra: el lector-real, consciente o –mejor aún- inconscientemente ha tomado parte del texto y le ha escrito, en su mente, un final.

Cortázar, entonces, convirtió al lector pasivo en un lector partícipe por medio de la confrontación. Por medio de la misma confrontación que representa escrita en el texto. Pero, por si eso fuese poco, también plantea –dentro y fuera del texto- la posibilidad de que la literatura sea capaz de enfrentarse y superponerse a la realidad, e incluso de “apuñalarla”, y hace que el lector se convierta en una pieza clave de su juego.

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